1. Tal como los tratadistas clásicos señalan, el Alkahest (que se encuentra en todas partes) se toma en su descenso con el vaso simplemente sabiendo ver la manera en que cae este rocío, pero su lenguaje es oscuro y torvo para quienes no están familiarizados con el magisterio.El Liber Mutus por ejemplo muestra esta lluvia como abriendose camino de entre sol y luna y en lo bajo unos ralis prestos a llenarse de esta agua permanente no sin antes adoptar una forma determinada (la que le es más propia)
2. Sin embargo,en el otoño del 2002, cuando emprendimos el viaje para hacer nuestro tercer experimento nada sabíamos del Alkahest o Mercurio Externo que por supuesto no es el que se vende en las boticas. Ascendimos con mi socio JPA y el invitado CB por el Cajón del Maipo buscando justo el límite cuando termina el cajón, el punto exacto en que un territorio se transforma en otro
y avanzamos buscando el final de ese tubo, como si fuesemos por el interior de una enorme serpiente ascendiendo hacia su cabeza
3. hasta que finalmente llegamos al lugar que creímos conveniente, de ese lugar anotamos en nuestra bitacora: «Si se tuviera que describir se le llamaría el final del cajón o el principio de la quebrada indistintamente.»
4. me acosté e hice un dibujo desde el suelo hacia el cielo y anotamos: «En ella aparecen dos condiciones al unísono para ser signadas. Lo primero es el marco próximo formado por la erosión a la velocidad del río que da una textura pedregosa que acota y cobija. Lo segundo es el marco que culmina en el cielo y que abre la mirada y que llamamos marco profundo(…) Este marco profundo está compuesto por un suave manto curvado consecuencia de la lenta erosión del viento. El rio genera relaciones en las terrazas pedregosas y el manto pincelado por el viento que permiten sentir una espiral virtualmente construida, sospechamos que dicha espiral casi imperceptible es la matríz del enorme andamiaje de fuerzas que se despliega frente a nuestros sentidos(…)»
5. en ese intertanto entró como una nube lenta y silenciosamente, y cubrió todo de blanco. Mi socio JPA señaló que debíamos irnos ese día y volver luego. Hoy pienso que ese viento blanco era una indicación que estabamos en un sitio altamente mercurizado
6. al día siguiente JPA nos envió la siguiente imagen. Reflexionamos lo siguiente: «nuestro signo debe hacer visible la geometría espiral de las fuerzas matrices a la manera en que las velas de los barcos hacen visible la forma del viento.»
7. Decidimos construir cinco piezas: dos para cazar la expansión horizontal y la concavidad; dos para cazar la apertura en el marco próximo y el marco lejano y una para enmarcar el fondo y establecer la profundidad y el retorno. Las piezas estarían en tensión tal como el Samastiti (Tadasana)del Yoga: con nuestros cuerpos debería suceder lo mismo.
8. y volvimos a montar las piezas y experimentar aquello que pre-sentíamos, la bitacora decía lo siguiente: «Estas piezas capturarían las aristas de un flujo invisible que comprendimos como la sintesis de las fuerzas que construyen y circulan por el lugar (viento, corriente de agua, nubes, nieve, lluvia, erosión y derrumbe.)»
9. Estas piezas serían a la vez extensiones de nuestros cuerpos, ya que el destino final era que este flujo nos atravesase a nosotros, queríamos experimentar esa espiral que se nos venía a la mente cuando sentíamos el lugar. Estas piezas eran máquinas amplificadoras, prótesis. Pensamos que la matería en sí cumplía esa función: amplificar.
10. en ese período nos pasó algo en verdad curioso. Comenzamos a ver ya no sustancias aisladas o cosas, sino fenómenos, actividad, que se aparecía a los sentidos a través de las sustancias. Comenzamos a ver fuerzas que iban de un lado a otro y veíamos el territorio como una plasticina, un registro siempre cambiante del paso de estos dragones. Las cosas dejaron de tener significado en sí mismas y nos parecieron como espectros o registros insignificantes al lado de estos movimientos invisibles, estos flujos eran lo único real. En esa época les llamamos fuerzas matrices, y sentíamos que obedecían a una sola fuerza más simple aún que graficamos como un movimiento espiral
11. finalmente dibujamos el lugar del siguiente modo: una espiral que iba y venía inter-penetrando todas las cosas, abriendo el territorio desde sí y nuestras máquinas de caza interceptando (nos figuramos) su paso.
Años despues, en las lecturas del alquimista Apiano Leon de Valiente, se reveló que semejante descripción no podía corresponder a otra cosa que el paso del Alkahest.
NOTA: cacería del alkahest fueron 3 viajes, 5 piezas y una performance realizados por juan pablo astorga, cristián espinoza y claudio barrera. En el primer experimento hicimos un viaje al glaciar san fco y en el segundo un viaje en auto desde ahí hasta el mar: como resultado vimos que el agua debe tardar un par de horas en recorrer desde su origen en el hielo hasta su origen en el mar lo que es igual que decir que ese es el tiempo que demora un pulso de tallar el territorio en su permanente construcción, por otro lado se inventó un mapa que se llama de concavidad y convexidad similar a los planos «nolis» de los urbanistas
BITACORA CRISTIAN ESPINOZA- CAJÓN DEL MAIPO, CHILE-2002